jueves, diciembre 01, 2005

Ring ring...

El teléfono suena una vez más, a la hora de siempre, y me reuso a contestarlo. ¿Para qué hacerlo? Sé que serás tú, una vez más tú, diciendo que no puedes sacarme de tu sangre, que soy un veneno que te quema. No, no pienso contestarte, hace tiempo que debí poner fin a este estúpido asunto. Mejor voy para allá, directamente. Llevo una navaja, saldrá todo de tus venas.