martes, enero 31, 2006

La promesa

Te prometi que me quedaria a tu lado para siempre y ahora quieres que me marche. Lo siento. No lo haré. Es duro sentir tu rechazo, ver tus muecas de desagrado primero y franco asco después, ante mi presencia y mi tacto. Pero te hice una promesa y estoy dispuesto a cumplirla. Me quedare a tu lado para siempre, hasta que este cuerpo corrupto se desmorone definitivamente.

Brindo por eso

Lentamente se quitó las gafas. Sus ojos centelleaban con una chispa verde mientras le observaba.

Ya estaba, otro listillo que se la quería colar con aquello de endulzar de más el ajenjo. Estaba hasta las narices de esos frikis que una y otra vez le salían con el rollito del elegido. Se lo merecía, pensaba. Eso pasa cuando decides tratar con retardados como los hermanos esos. Mira que acabarte parodiando en un rollo pseudofilosófico de megalomanía adolescente... Y, claro, ahora todo mundo iba de mesías cibernético.

No dijo nada, tan solo sacó otro vaso y vertió dos medidas iguales, una para él, una para ella. Esta vez ella hizo el preparado, segura de que lo bebería hasta el fondo. El tipo tenía madera, después de todo, podía sentirlo. Todo era cuestión de insuflarle esa chispa de locura y pincharle de vez en cuando para que no bajase el ritmo.

Iba a ser muy interesante, estaba segura. Alzó su vaso y brindó a su salud.

lunes, enero 30, 2006

La elección

La situación era tensa.

Su mirada era inescrutable, sobretodo a causa de las gafas del sol. Todo el rollo del elegido me tenia preocupado. ¿Y si no estaba a la altura? ¿Y si se equivocaba?

Ella alargó los brazos y me mostró lo que habia en sus manos. En la izquierda, un tarro de miel rojiza, en la derecha, un verdoso vaso de ajenjo.

-Ahora debes elegir.

Dudé apenas un momento. Cogí ambas cosas y vacié el vaso de ajenjo sobre la miel. Removí la mezcla con una cucharilla y me bebí la mixtura de un trago. No habria sabido decir cuando empezaba la dulzura de la miel o la aspereza del ajenjo ¿o era a la inversa? Aun ahora no lo sé.
Así ha sido siempre toda mi vida, nunca ha habido un momento dulce sin un poso amargo, ni un momento amargo que no se viera suavizado por mi humor intempestivo.

Dejé el vaso sobre la mesa sabiendo que la elección tomada me iba a permitir seguir viviendo mi vida a camino entre ambas vias, entrecruzandome con ellas mil veces, en el continuo no-euclidiano de la vida. Con el sabor de la mezcla todavia en la garganta, me repantingué en la silla, crucé las piernas y me la quedé mirando con mi mejor cara de "¿y ahora que hacemos?".

viernes, enero 27, 2006

La mujer de hielo

Los relámpagos azules de sus ojos fulminaban con un latigazo de desprecio a todo aquel que osaba importunarla; era una mujer de hielo, hermosa, con una belleza nórdica, glacial. Sin embargo, yo estaba enamorado de ella y decidí que sería mía. Poco a poco fui venciendo sus defensas, conquistándola con paciencia y malas artes. Hasta el día que por fin la tuve para mí solo. Yo estaba febril; quería hacerla mía, devorarla, quebrar su impasibilidad y hacer que gritase mi nombre como una bestia enloquecida.

La abracé con pasión, haciendo que se estremeciese mientras mi boca dibujaba un camino de fuego sobre su piel. Pude sentir cómo se derretía bajo mi contacto, cómo crecía la humedad entre nosotros, hasta que se desvaneció en la nada y de ella tan sólo quedó un charco de agua.

miércoles, enero 25, 2006

Vamp

Se acercó lentamente a ella y se entretuvo contemplando el suave brillo de su rostro, la piel pálida; los labios rojos, voluptuosos y ligeramente entreabiertos eran un imán que le atraía. La rojiza y lustrosa cabellera caía en ondas haciendo un marco sensual a una faz tan perfecta que resultaba fuera de este mundo. Con un esfuerzo desvió su mirada hacia el torso, donde un suave camisón de seda perfilaba dos suculentas montañas de piel. Tuvo que recordarse una vez más que era un monstruo, una predadora despiadada. Haciendo acopio de valor alzó el mazo y apuntó la estaca. El golpe fué certero y él se derrumbó jadeando en el piso. ¡Por fin había terminado con ella!

De pronto sintió una suave y fría mano que se posaba sobre su hombro mientras una voz profunda y melosa le decía "¿Sabes cuál es el problema con ustedes, cariño? No entienden la diferencia entre una vampira y una vampiresa. Nosotras no tenemos corazón."

lunes, enero 16, 2006

Inundación

Todas las alarmas saltaron, el nivel de contención había llegado a un punto crítico. Sirenas y luces parpadeantes por todos lados avisaban de que las barreras no lograrían aguantar por más tiempo y la represa se desbordaría en cualquier segundo. Hubo un momento de silencio absoluto, el tiempo pareció detenerse, y el estallido llegó.
No hubo forma de detener el mar de llanto que surgió a continuación.