viernes, octubre 27, 2006

En mi cabeza

Te has metido en mi cabeza, te siento rondando mis pensamientos cada noche y cada día, minuto a minuto, segundo a segundo. Siento como espías detras de mis sueños, de mis anhelos, apropiándote poco a poco de ellos y concentrándolos en tu persona. Siento tu voz que me susurra en todo momento palabras festivas, eróticas, violentas o procaces. Siento tus dedos deslizándose por dentro de mi, y se que no querrás salirte jamás de ahí. Por eso, he buscado la forma de sacarte de mi mente, mi cerebro, mi cabeza. Tengo la solución, y lo sabes, no en vano me ayudaste a elegir este hermoso martillo.

miércoles, octubre 18, 2006

Las cosas del amor

Para poder mantener vivo el romance con un alien hay que tener la mente muy abierta, armarse de mucha paciencia y ser poco susceptible, ya que de todos es sabido que tienen la cabeza dura y un humor muy ácido.

Amateur

Ya te digo, estos talleres on-line para escritores son un timo, los hace gente sin la mas mínima idea. La última vez que traté de seguir uno no hubo manera: "Escriba con el corazón en la mano", decían los muy idiotas. Se ve que ni siquiera ponen a prueba sus consejos, que escribir de esa manera es muy incómodo, por no hablar de que el teclado queda hecho un verdadero asco.

martes, octubre 17, 2006

Te digo que ya no duele

¿Qué pasa colega? ¿No esperabas verme tan pronto? Tranquilo, que no pasa nada. Ya no me duele tu traición, ¿sabes? Aunque en algún tiempo fueras mi mejor amigo y me hicieras semejante jugarreta. Tampoco me duele que te llevases a mi chica, esa maldita bruja seductora por la que cualquiera vendería su alma al diablo. Ni siquiera esa puñalada trapera en la espalda que me dejó clavado cual mariposa a la puerta de esa vieja iglesia profanada. Nada de eso me duele ahora, puedes creerlo. Pero a tí, que sigues estando vivo colega, ya lo creo que te va a doler mi maldita venganza.

lunes, octubre 16, 2006

Sus caricias

Había sentido una vez mas sus manos acariciando su rostro, humedo tras tantas noches de llanto. Había sentido de nuevo sus caricias que venían a consolarle de tanta soledad y abandono. El tacto de sus dedos bienamados recorriendo su mejilla con un suave roce, entreteniéndose en la pequeña cicatriz de la quijada, enredándose en los rizos de su cabello. Y prefirió mantener los ojos bien cerrados, lo mismo que la quijada trabada, mientras aferraba las sábanas, pues esas manos debían de descansar en el fondo del mar tras haber sido cercenadas. Tal vez por eso el pequeño tacto a humedad y el frío que recorrían su rostro le convencían de que eso no era un sueño.

miércoles, octubre 11, 2006

Nereida

Escucho el rumor del agua, su furia implacable mientras se estrella contra las rocas a ambos lados del estrecho. Siento a mi alrededor las corrientes jugueteando con mis cabellos trenzados de algas y coral. Y aguardo un cambio de luz que marque la llegada de una nave, un nuevo grupo de marinos para divertirme y enloquecerlos al ritmo de mi canto ancestral.

Cinema

Y fue en mitad de la película cuando apareciste por el lado izquierdo de la pantalla. Tu rostro abarcando un universo entero en technicolor mientras tus labios anunciaban en dolbystereo que lo nuestro era imposible. Y sin embargo, seguí fundido en el asiento hasta que los créditos me confirmaron la inevitabilidad de tus palabras. Al final te fuiste con el chico de la peli, como cada noche, sin hacer caso a mis súplicas de amor desesperadas.

Epitafio

Lo suyo era un romanticismo exacerbado por el perfeccionismo de una personalidad obsesiva; sin embargo, al final le descerrajó dos tiros, dejando por todo epitafio un conclusivo "¡A la mierda!", que de romántico no tenía nada.

miércoles, octubre 04, 2006

La verdadera razon

En realidad no es que Edipo se sacase los ojos al enterarse que se había casado con su madre, sino que le prometió en un momento de pasión desmedida que jamás miraría a ninguna otra mujer.

martes, octubre 03, 2006

La sirenita

Al final la sirenita dejó al príncipe por un viejo tiburón de mar, pues éste último de verdad tenía agallas.

Jack

Ser asesino serial tiene sus inconvenientes, pues las relaciones personales suelen ser muy cortas.