domingo, noviembre 12, 2006

Pájaro nocturno

Hay un leve aleteo más allá de la ventana, el suave sonido del batir de las alas. Un ligero murmullo acariciante que resbala contra el cristal cerrado de esta recámara a oscuras. Y fuera, la penumbra, con una luna tímida que oculta su sonrisa tras los veloces velos de las nubes. Mi aliento sube errante, condensado, a medias iluminado por el escaso brillo que me brinda esa luna creciente escurridiza y timorata, mientras el susurro de las alas se acrecienta. Lo escucho cada vez más cerca e insistente, un aleteo frenético y violento que empieza a cimbrar el tejado, una batalla desesperada, un mudo debatirse del ser que durante semanas ha rondado mis inquietas noches en vela. Pero esta vez está atrapado, enredado en la suave tela que tejí con hilo de araña, con rayos de luna y lágrimas de santos. Esta noche no tiene escapatoria, y sus carnes serán presa de los gatos que comienzan a reunirse, atraídos por el sonido de la lucha, por el olor a miedo y desconsuelo. Y mañana, cuando me levante a inspeccionar el tejado, sé que encontraré tan solo unas alas desplumadas, un arco y unas estúpidas flechas.