martes, julio 31, 2007

La travesía

Llueve esta noche, como cada maldito día y cada maldita noche de este miserable planeta. Los cielos son una eterna cortina de agua que repiquetea contra la superficie en un murmullo alienante que sólo los truenos alteran repentinamente. Lo mismo pasa con la luz; vivimos en una eterna penumbra de cielos grises que dificilmente se iluminan, salvo por las ocasionales tormentas eléctricas. Todo es gris en este lugar, un limbo de aburrimiento y monotonía que nadie puede aliviar. Y nos removemos inquietos de vez en vez, tan sólo para encontrarnos con que no hay lugar a dónde ir, ni caras nuevas que ver, sólo los acompañantes de siempre que de tanto ser vistos se diluyen contra el gris que nos rodea. Y cuento los días que han pasado desde el inicio de esta aventura, sin saber si algun día acabará la tormenta, ni si habrá alguien en sus cabales una vez que esto haya terminado. Todos, absolutamente todos se comportan cada día peor, y parecen unos verdaderos animales. Y ruego cada noche y cada día que se abran los cielos y lleguemos al fin de la travesía en este maldio planeta llamado Diluvio.

Sincronía

Le vio al subir al autobus que habría de llevarla a la estación, un chico agradable de mirada melancólica, melenita lacia y barba cuidada. Le vio observarla atentamente y disimular cuando repentinamente volvió la cabeza. Varias veces captó su esquiva mirada y un extraño cosquilleo le subió por la columna. Al bajar del autobus, el chico solícito le tendió la mano y el roce fue un latigazo en sus sentidos. Confundida se dirigió a la estación para perderse en sus entrañas, y al voltear la vista en el andén reconoció su figura. Subieron al mismo vagón semivacío, separados por varios asientos, estudiándose con disimulo a través de los reflejos de las ventanas. Ninguno queriendo aceptar el reconocimiento del otro. Al llegar a un ramal bajaron casi al unísono y, mientras él se adelantaba acelerado, ella iba lentamente analizando lo sucedido. Una vez más coincidieron, por lo que decidió que era una señal del destino. Al bajar en la misma estación ya no hubo duda, se acercó a él y le sonrió mientras salían sincronizados. Cuando sacó su navaja del bolsillo no le sorprendió encontrar que él hacía lo mismo y que, por una extraña sincronía, se quitaban la vida al mismo tiempo.

martes, julio 24, 2007

Cosecha multicolor

Una flor roja brota de la nívea blancura de tus labios y florece velozmente mientras tu sonrisa se distiende. No hay alegría en tus ojos, tan sólo un opaco telón que sirve de fondo a la fría furia que te embarga, la furia de una determinación tomada. Esta ha sido la última vez que el desgraciado te pone la mano encima.

La botella que estaba a tu lado se rompe en mil capullos verde acerados, a la vez que su rostro se abre en una cosecha de amapolas que años de rabia, frustración y maltratos habían ido sembrando. Y por fin tu sonrisa florece, mientras alcanzas la plenitud a través de la venganza.

Sangre azul

La dama mira disimuladamente al Gran Señor que le será presentado. A través del abanico estudia su silueta y ademanes. Un noble, ¡bah! Ha tratado con demasiados de esos individuos para saber que la gran mayoría son unos verdaderos barbajanes, simplemente con ropas más finas. En cuanto a lo de la sangre azul... Bueno, ha probado suficiente para saber que es una cosecha casi mítica, pero al menos estos caballeros estan mejor alimentados y más limpios que esos insípidos villanos.
El noble se vuelve hacia ella, quien sonríe coqueta mientras el abanico oculta el feroz destello de sus colmillos.

domingo, julio 22, 2007

Lo de siempre

Ya sé que no debí contactar contigo, que lo nuestro es asunto muerto, pero ya sabes como son estas cosas... empiezas extrañando a la gente, continuas con la ouija y acabas con el vudú. Ya sabes, lo de siempre.

El infierno son los otros

Me hundí en el ostracismo para evitaros a todos, canallas. Me alejé del mundo para no ver vuestras sucias y obscenas caras. Huí de todo lo conocido para salvarme de la repugnancia que me provoca vuestra inmunda presencia, y aún ahora en esta celda acolchada donde me he refugiado para aislarme me seguis importunando, aprovechando que esta camisa de fuerza me impide arrancaros a tiras de mi, una vez mas.

miércoles, julio 18, 2007

Tu piel

Adoro el tacto de tu piel, saberme protegida de las inclemencias del mundo y sentirme cobijada por ti mientras me envuelve tu aroma. Se que ya no la extrañas, vida mía, mientras tanto yo disfruto con el abrigo que me hice con ella.

martes, julio 10, 2007

Por siempre jamás

Me encanta despertar y verte yaciendo a mi lado, tener la certeza de que no te irás jamás, que permanecerás aquí hasta el final de mis días. Todo sería perfecto si tan sólo no tuviese que dormir entre naftalina a tu lado.

lunes, julio 09, 2007

Hartazgo

El chico estaba harto. No importaba de qué o quién, simplemente se sentía disgustado con el mundo entero, y al levantar la vista hacia el listado de las estaciones del subterráneo donde viajaba algo estalló dentro de él. Se levantó de un salto y sacando una navaja que tenía en el bolsillo atacó el cartel o, al menos, lo intentó pues en ese momento un balazo le voló la tapa de los sesos. El agresor guardó su revolver y bajó cuando se detuvo el tren sin que nadie se percatase del incidente. Él también estaba harto de todo, en especial de esos malditos resentidos sociales.

jueves, julio 05, 2007

Tus labios

No sabes cuanto extraño el sabor de tus labios, me encantaría poderlos saborear una vez más. Lástima que sólo tuvieses un par, querida Clarice.

lunes, julio 02, 2007

Conexiones adecuadas

No era una coincidencia que se hallase en esa habitación específica, dentro de esa casa específica de esa calle específica en esa isla específica, después de todo había viajado hacia allí para hacer lo que se conocía como Turismo Sexual Extremo. Entrar al antro en cuestión no fue facil, pero conociendo a la gente adecuada se puede llegar a cualquier sitio, y él estaba ahí ahora, moviendo las caderas frenéticamente desde hacía días, con los genitales en carne viva, los pulmones congestionados y sin poder dejar de penetrar a ese cadaver putrefacto y mutilado en que se había transformado la llorosa víctima que le habían proporcionado los proxenetas. Se sentía reventar, al borde del colapso, pero no tendría tanta suerte. Si conoces a la gente adecuada puedes llegar a cualquier lugar, incluso a ese antro de sufrimiento extremo que en el idioma de la isla quería decir Infierno.