domingo, agosto 05, 2007

Profecía

Cuentan que aquel día el recinto atronaba con las cientos de conversaciones que mantenían los visitantes del templo. El ciego escuchó el insulto que le dirigió un mozuelo malhumorado al que estorbaba en su andar vacilante, y con voz serena pero premonitoria respondióle. Repentinamente el silencio se apoderó del lugar mientras el ciego soltaba su profética maldición al majadero. Por eso, horas después, nadie recriminó al jinete que arrolló al chico a las afueras del templo. Tampoco a nadie sorprendió saber que sobrevivió después de perder las piernas y la vista. En cuanto al ciego, jamás se le volvió a ver en el lugar, aunque dicen que una situación similar aconteció en una ciudad del norte, a varias jornadas de distancia.