viernes, octubre 26, 2007

La espera

Todas las noches veo la luna, tendida sobre la hierba de este bosque perdido en la montaña. Noche a noche mientras sueño con tus promesas, tus caricias y tus besos. Y sólo me queda eso por hacer, noche a noche, día a día, mirando eternamente al cielo con unos cuencas cuyos ojos hace mucho que desaparecieron. ¿Volverás otra vez? ¿O soy la única víctima que ocultarás en este sitio abandonado? No hay foma de saber las reapuestas y, sin embargo, te espero.

martes, octubre 09, 2007

Telefonía movil

El teléfono suena por décima vez esa noche, y por décima vez la grabación se repite: El número que usted marcó está apagado o fuera del área de cobertura, favor de intentar más tarde. Antonio cuelga cada vez más desconcertado. ¿Pero de qué número habla la grabación, si él no ha marcado? Harto se halla de recibir una y otra vez la misma llamada a su número, por lo que fastidiado decide apagarlo, sólo para descubrir que éste lleva horas sin batería.
- Lo que me faltaba, ahora sí cero privacidad –suspira resignado.– Esos servicios de telefonía se han apuntado a la ouija y son capaces de contactar con un teléfono muerto.

lunes, octubre 08, 2007

De piedra

El hombre tapa sus orejas sobrecogido por la magnitud de lo que ha escuchado. Se estremece de terror y maravilla mientras trata de entender lo que en su terrible curiosidad ha captado. Y conforme la consciencia se hace presente siente paralizarse su organismo hasta quedar convertido en piedra. Las romanzas de los dioses no han sido hechas para los oídos de los mortales.

Un cambio de cara

Marta se para frente al espejo, como cada mañana, y desalentada contempla su rostro. Nunca le han gustado sus ojos, demasiado juntos y pequeños, las cejas espesas, los pómulos chatos, nariz y labios grandes. Mil veces ha cambiado de peinado y de color de pelo para ver si así logra encontrar algo que le siente bien, todo en vano. Pero tal vez hoy todo cambie, hace unos minutos su madre le ha despertado con la noticia de que el kit que compró por teléfono tras verlo anunciado en un programa de medianoche por fin ha llegado. De inmediato se encerró en el baño con la caja a mano. Una caja con orificios que la tienen desconcertada, pero qué importa si su contenido le garantiza un cambio en ese rostro que día con día le devuelve la mirada desolada desde el espejo. Impaciente abre la caja sin leer el instructivo, para encontrarse a un roedor furioso y hambriento que se le lanza directamente a la cara.